Aunque ya estamos en otoño me sigue apeteciendo el gazpacho para aquellos días en los que aún hace bastante calor. Afortunadamente, este fin de semana tan especial para la ciudad ya que celebra su conocido Festival de Cine, hemos tenido unas temperaturas veraniegas.
Confieso ser adicta al tomate y me traje del pueblo algunos especímenes que me regaló una vecina que tiene huerto. Me siento afortunada.
El humilde gazpacho es una de esas recetas rápidas, sanas y fresquitas. Lo debemos dejar un rato en la nevera antes de servir.
Yo lo hago de una forma muy sencilla y para ello utilizo mi adorado vaso de licuadora:
Simplemente hay que mezclar y que quede todo bien triturado. Es una receta genial para los que están empezando a cocinar. Por cierto que otro día haré pisto, cuya base es también el tomate y se puede comer caliente o a temperatura ambiente. Se me hace la boca agua.
Regreso al gazpacho..
Ingredientes:
1 pepino
1/2 ajo (no interesa que quede súper fuerte aunque depende de cada uno)
Pan rallado o pan del día anterior
3-4 tomates
aceite de oliva
vinagre
sal
un poco de agua
Troceamos el ajo, el pepino y el tomate y lo licuamos. Añadimos el pan rallado (depende de la consistencia que queramos conseguir; a mi no me gusta ni muy líquido ni muy espeso). Si lo necesita, echamos un poco de agua y yo añado a ojo la sal, el aceite y el vinagre. Voy probando y añadiendo y así poco a poco hasta que está a mi gusto. Lo enfrío un rato y a tomar.
Nota: se le puede echar tropezones como huevo duro finamente picado. Yo lo prefiero sin nada.